Sí, absolutamente, porque el principio es: ¡la seguridad es lo primero! Los peluqueros, como tantas otras personas, nos enfrentamos a nuevos retos en los tiempos de Covid, que también suponen un trabajo extra en el día a día: mis precios tienen en cuenta las nuevas e imprescindibles normas de higiene. Visito a mis clientes con la obligada mascarilla, guantes, desinfectante y todo mi equipo, así como las toallas, las capas están muy limpias y desinfectadas. Juntos atravesamos esta crisis, ¡pero con el pelo bien peinado y de buen humor!
Todo va a salir bien – Intento ver la crisis de la corona de forma positiva – como peluquero siempre tengo todo limpio y desinfectado al máximo de todas formas y por lo tanto no es ningún problema cumplir con las nuevas directrices y garantizar al cliente y a mí esta seguridad especialmente en estos tiempos. El mayor cumplido para mí es cuando puedo ver la sonrisa genuina de los clientes a través de sus ojos, así que en este sentido la máscara no es una restricción sino una protección. No perdemos la risa porque la llevamos en los ojos, en el corazón y no hay que ver la sonrisa «directamente» en la boca.
